dijous, 24 de març del 2016

Recordemos a Umberto Eco


El pasado 19 de febrero, a las 22:30 horas locales, en Milán (Italia) nos abandonó uno de los intelectuales más relevantes de nuestra cultura occidental. Un gran filósofo, escritor y semiótico, conocido prácticamente por todo amante de la lectura.

Indudablemente, podríamos decir mucho acerca de él, Umberto Eco, que representa como pocos las verdaderas fuerza y belleza del pensamiento racional y del intelecto. Se trata de un hombre elogiado y respetado por diversos colectivos de pensadores contemporáneos y condecorado con múltiples premios y distinciones, como puede ser el de caballero de la Legión de Honor francesa, la Medalla de Oro al mérito de la cultura y el arte (1997) o el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2000). Además, fue propuesto en varias ocasiones para el premio Nobel. 

En lo que respecta a sus trabajos relacionados con la filosofía y la semiótica, podemos escribir volúmenes enteros... En este caso, nos centraremos en su faceta novelesca. Aunque la mayoría de nosotros le conocemos por su primera, y según diversos críticos mejor novela, ( El nombre de la rosa) Umberto Eco es autor de otras obras maestras que merecen igual atención y reconocimiento. Una de ellas es precisamente la que aquí nos ocupa lugar, Baudolino.

Como en su primera novela, el intelectual italiano vuelve a situarnos en el mundo de la Edad Media, desde el punto de vista en este caso de un joven piamontés nacido en Alessandria, ciudad natal del mismo Umberto Eco. 

Por aquel entonces, (mediados del siglo XII) la península itálica se hallaba en una situación bastante delicada. Por un lado, se encontraba el sacro emperador romano, Federico I ( apodado Federico Barbarroja debido al color anaranjado de su vello facial) y por otro la disputa entre los pueblos italianos que no lograban ponerse de acuerdo, puesto que algunos de ellos deseaban afiliarse al imperio y otros ansiaban la independencia. De este modo, surgen diversos conflictos bélicos entre las tropas sacro romano germánicas, los milaneses, los genoveses, los piamonteses etc. Así es como un día Baudolino, en medio de una de las expediciones militares de Federico Barbarroja es hallado por éste. Al emperador le llaman la atención desde el primer momento la inteligencia y la astucia de Baudolino, capaz de engañar con ellas a cualquiera. Por este motivo, decide llevarse al chico y adoptarlo como su hijo. 

A partir de ese momento, Baudolino empieza una nueva vida como mano derecha del sacro emperador romano, lo que le permite conocer el mundo que se encuentra más allá de su pequeño pueblo, comenzando por unos estudios en la ciudad de París y acabando en una expedición militar al Lejano Oriente en busca de una tierra impregnada de riquezas, sabiduría mísitica y seres mitológicos.

Esta fanástica novela combina de una manera magistral el relato histórico con las profundas reflexiones tanto filosóficas como teológicas que el lector deberá afrontar. Sin duda alguna, pocas personas aparte de Umberto Eco serían capaces de escribir historias tan ricas en conceptos e ideas.

Descansa en paz.